martes, 30 de diciembre de 2008

El nogal.

Debajo del nogal, vi salir el sol al amanecer y desplegar sus nítidos rayos por entre las ramas. Vi desaparecer la silueta de los pájaros en el rojizo del cielo. Percibí el trinar de las aves a largas distancias, cruzando océanos y mares. Debajo del nogal, desperté una mañana de abril a tu lado. Sentí tu aliento penetrándome como la suave brisa del otoño. Descubrí los placeres del amor puro y el aroma de la hierba silvestre. Debajo del nogal, encontré al atardecer saludando a la luna. Ví a las sombras reunirse en un peñasco y saltar al vacío. Escuché a los sonidos ahogarse en la soledad de un poblado antiguo. Esto y muchas cosas mas, escuché debajo de un nogal. Debajo del nogal, supe de la tristeza y la melancolía al no tenerte. Perdí la esperanza como la pierde un vencido. Sentí una humedad fría recorrer mis mejillas y convertirse en lágrimas. Experimenté la profundidad del dolor y la lejanía. Debajo del nogal, me cité un día con la muerte y no pude faltar. Me abrazó el viento helado de las montañas. Ví las tierras al otro lado y camine perdido, sin dirección, sin rumbo. Vi esto y mucho más, debajo de un nogal.

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