sábado, 30 de agosto de 2014

Lo esencial

Salió del éxtasis de la mañana, sudoroso, temblandoHabía alcanzado el punto culmine que tanto deseaba en otros tiemposPor fin su cuerpo había dejado de ser su propiedad inerte, ya no le pertenecía a él sólo, sino al conjunto de las cosas que lo rodeaban, al universo entero.Su rostro ya no era solo su rostro, blanco y pálido, era el rostro de todos sus compañeros, amigos, vecinos, transeúntes. Una marejada de ausencias le colmaba el espíritu, un vacío agrio pero gratificante…lo desvelaba.
Conoció, aquella tarde de marzo, la suprema esencia y ya no pudo volver a ser quien era. Las cosas habían mutado mágicamente para él, las calles ya no eran las mismas, los reflejos del astro sol caían con más brillo e intensidad que antes, sus pasos se habían vuelto ligeros como si flotara, su cansancio cotidiano no le pesaba, no arrastraba más las penas pasadas, ahora llevaba a los hombros una mochila de flores, de intensos aromas y fuertes colores.Dejaba a su paso una estela de dones y quien quisiera podía tomarlos. Para él, era como estar en un gran rompecabezas galáctico, nadie decidía nada, todo se decidía solo, una gran maquinaria, a cada instante, con cada minúscula acción, se sorprendía a sí mismo.Mirando por una ventana hacia el frondoso parque comprendió lo que sentía, ya no era un simple mortal; era unidad, conjunto, circunferencia, perfección, miles de formas en remolino, con luces, colores, destellos…eternidad.

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