El mundo de los peleles
En el fantástico mundo de los peleles el que
no sabe es rey de una gran comarca. Como no es marca estar bien presentado, ya
nadie se peina y se viste correctamente en el mundo de los peleles. Caminar
desordenadamente es lo más efectivo al recorrer sus destruídas calles.
Está lleno de accidentes en este increíble
mundo. La gente se golpea contra los objetos que están en el medio del camino
porque nadie supo en un principio donde ponerlos y se equivocó de lugar. Es
molesto caminar por calles repletas de variedad de objetos absurdos.
Las casas de antigüedades son una máquina de
hacer dinero en este mundo totalmente disparatado ya que las cosas de otros
tiempos son muy valoradas por los habitantes de Pelelandia.
No hay animales en Pelelandia porque se devorarían
unos a otros y se infectarían de una enfermedad llamada rabia tremebunda.
Los ancianos de este loco lugar no están
conformes con su abultada jubilación, ganan más de lo que pretenden y siempre
les alcanza para salir de farra. Aunque no salen mucho de farra debido a sus
carcomidas articulaciones ya que no hay buena comida por estos rincones y la
dieta básica es paupérrima. Se alimentan todo el día de carne blanca, no de
carne vacuna porque la carne vacuna produce vómitos y tiene una energía de mierda.
Por eso, Einstein dijo:“no coman carne roja hijos de puta...coman verduras y
van a ver que todo comienza a mejorar en sus vidas...mejor estar gordo y
pachurriento y no flaco y arruinado”
Llego a la conclusión que en el mundo de los
peleles todo sale como el orto.
Ariel Monteverde.